domingo, 29 de julio de 2018

recorrido


Me perdí en la primera curva, ahí nomás, en una de las rectas, a la subida. Tomé a la derecha bordeando la loma para no volcar (creía que la falta de costumbre y la tensión contenida por el viaje me haría derrapar) y continué el ascenso. Al encontrarme encerrado, esquivé un badén inmenso para no caer en un cauce profundo. Despacito y en segunda, como analizando el camino me aventuré; con los sentidos a flor de piel y la vista atenta decidí cruzar la siguiente loma, perfectamente igual a la primera, pronunciadas y lisas. Continué la marcha, tome por el bajo nivel y cruce por un pequeño túnel, húmedo y resbaladizo sin duda. Apenas cabía yo, quizás uno más. Lo cruce al paso. Era peligroso estacionarse ahí y pero seguí adelante y en subida plena a pesar de ser un punto sensible del camino, neurálgico.
El paisaje se amplió un poco, el panorama parecía más claro. Pasé por un trigal soleado, finamente cosechado y luego hice un buen trecho por unos prados levemente ondulados. Adelante el camino se hundía en un valle soberbio entre dos colinas de laderas limpias, pero de las más agradables y fértiles que pueda haber disfrutado. Me detuve allí y escalé una de ellas y jugando un poco en la cima (entre aparentes, apenas perceptibles y vertiginosos temblores) observe todo el paisaje y miré hacia abajo reparando en todo lo que ya había recorrido . Tratando de no demorarme ascendí también a la otra colina para ver si la sensación allí era igual que en la primera y descendí rápidamente para continuar mi periplo. La tarde comenzaba a caer y la temperatura aumentaba a medida que ascendía.
Extrañamente y casi por instinto, al final, no estaba tan perdido. Obligado por las circunstancias me las ingenié y con creatividad y estimulo igual llegué y me metí en tu cabeza, donde quiero ir siempre, para estar allí, para que me pienses, para que me llames cuando estés queriendo que te recorra con mis palabras.

Paul Gasê

domingo, 24 de junio de 2018

mis ojos

¨Tus ojos¨ me dijiste y me arriesgué a especular.
Mis ojos no dicen nada, al menos ante los tuyos. Solo pierden el juicio ante su brillo y su alma. Hasta llegaría a pensar que soy un pobre animal, que solo mira y queda fascinado ante ellos, tan verdes como mar, como espejos y se queda inmóvil y muere estrellado o convertido en sal besado por su reflejo.
¡Qué mirada la tuya! A la mía la aturde y la completa, la calla y la hace gritar, gemir, reír, llorar y produce cientos de entes más que no sabría explicar, expresar o concebir. En fin, quizás mañana o pasado, sentados ante la aromática atenta mirada de dos cafés,  me quieras decir con tus palabras o con tus ojos lo que en realidad quieres decir y así yo pueda pensar si lo anodino de los míos se debe a que soy feliz de que me mires así.
Como si de ojos se hablara, digo en voz alta esbozando una sonrisa. Si ellos más que nosotros lo perciben. Intentamos escaparnos, irresponsables, al menos de las miradas cruzadas, de las saetas disparadas envenenadas de caricias, de las locuras pensadas, de los deseos ocultos provocados en segundos. Se trata de no pensar creo o de hacerlo con arrojo, saber que no son tus ojos ni los míos lo que cuenta, sino el lenguaje efectivo, el que genera impresiones de imágenes acústicas nunca habladas en lugares prohibidos, en rincones desiertos, en sillones tranquilos.
Pienso y me miro y alejando tu mirada unos momentos me digo: tengo que pisar tierra y aceptar que no son besos ni palabras, son miradas que quizás solo yo crea que mis desterrados ojos sean destinatarios.
¡Ay! …Esas esmeraldas enormes que guardas bajo tus cejas… ¡No! …¡Me escuchaste, no te rías, por favor! Es que no percibo de tan lejos el reflejo de tus ojos y no sé si estás atrapada en el brillo de los míos que provocaste hace un rato cuando dijiste ¨tus ojos¨ o si es la irónica sonrisa de saber que aunque yo quiera jamás me habrás de mirar como mis ojos te miran o te quisieran mirar.
Mis ojos no son los tuyos. Mis ojos son atrevidos porque no piden permiso ni a mí ni a vos cuando tus ojos pasan deteniendo tu mirada, acorralando, poniéndose les de frente, mirando fijamente, hasta que responden algo. Se aprovechan de su luz. Pero creo que más se abusan de mí, de mis miedos, de lo menguado que soy cuando quedo deslumbrado, no solo por tus ojos, también me incomodan tus labios. Les digo: ¨no por favor, no quiero que me descubra¨. Sería una locura dejarme llevar por ellos y al final cuando cae la noche en la soledad más fría verme frente a al espejo, el más callado que existe, sabiendo que no es contigo que miraré las estrellas ni ninguna lluvia intensa que nos encuentre abrazados con las miradas desnudas, más desnudas que los ojos, más desnudas que mis manos.
De todos modos tranquila, no es culpa de tus ojos, es lo ciego de los míos.
Paul Gasê

Je Suis Désolé (Carta a mi conciencia)
                                                                              Fragmento





la ceguera más buscada




Si tus ojos subieran así, despiertos sobre los míos,
Y detenidos frente a frente les rogaren mis amores;
Si entornados les mostraren de ti, los placeres como ríos
Y cantando boca a boca, entremezclaren sabores…

Los míos querrían más, y alabarían los tuyos.
Les pedirían que protejan mi ilusión y sus colores,  
Y se suelten con espasmos y que inunden mis arroyos,
Haciendo que tus vacíos completasen mis rincones.

                                                                    Paul Gasê

jueves, 7 de junio de 2018

querrás?



Como dulce a la mosca quiere ser mi ser,
la canción con rima de tu corazón,
ese dulce néctar que ha de perecer,
si tu boca loca no me da su ron.

He de ser la presa que mira el león
cuando agazapado la piensa comer.
Soy cordero hambriento que con devoción
busca teta y leche y se pone a beber.

Soy ese desierto que te hará a caer
y también la sed que buscarás saciar,
ese sol caliente que te quema bien
como arena seca sedienta de mar.

Como melodía que te hace cantar,
voy a ser la magia que deseas ver.
Tomaré tu cuerpo y lo pondré sonar
y al compás del viento me querrás querer.


                                       Paul Gasê

martes, 5 de junio de 2018

el gran salto


Entonces aparezco flotando
entre la brecha del pretérito abismo
y la fértil colina que amanece al frente,
que declina embozada hacia la tarde
como una monstruosa montaña
que podría aplastarme sin piedad.

Procurando dar el salto
busco su mirada cómplice,
la que me abrace en el impulso único
y amalgamado de esperanzas
que prefieren el olvido,
transitando en un póker de labios
el final de ambas soledades.


                                              Paul Gasê

martes, 8 de mayo de 2018

Giratorio



 Es un bucle, un torbellino,
eso que da vueltas y vueltas en el tiempo
en un mismo momento y se repite.

Es como un sueño, como un viento,
una perfecta desdicha;
la colisión de mi mismo contra mí 
y lo que amo y lo que odio;
mis deseos y mis necesidades ensortijadas
como tripas calientes,
como amantes despidiéndose.

Así muerdo mis labios pensándote,
así llueve en mi mente,
así mueren mis hojas
y da vueltas, todo da vueltas
como enjambre, como moscas, como olas.


                                         Paul Gasê

domingo, 15 de abril de 2018

crías




Quiero decir de todo, que me escuches y me creas,
Que te apiades de mi pobre alma enferma de verdades
Y retengas para siempre mis enfoques y quimeras
O me saques de tu mente y de mi vida con puñales.

Si su abrazo, el espontáneo, el más puro y pequeñito
No me toma de sorpresa cada tanto, cada día,
¿Entonces qué? ¿No hay porqués ni respuestas ni sueñitos?
Sin amores  no hay razones, el sentido de esta vida.

Igualmente, tres pedazos de estos versos no me alcanzan,
Para hablar del egoísmo que me invade si te sueño.
Aunque el mar que está brotando tan sangrado en mis ventanas
Deberían sin tapujos de contarte que te quiero.

                                                               Paul Gasê