Otra vez te oigo al oído
y se me escapan del pecho
los agites del alma,
los cantares de tus manos en mi espalda.
Aun más,
despierto en los sueños
y me ahogo en mil mares de palabras,
por sentirla nuevamente,
incitándome, tu voz,
como besos, como alas.
Paulgase