Quiero decir
de todo, que me escuches y me creas,
Que te apiades
de mi pobre alma enferma de verdades
Y retengas
para siempre mis enfoques y quimeras
O me saques de
tu mente y de mi vida con puñales.
Si su abrazo,
el espontáneo, el más puro y pequeñito
No me toma de
sorpresa cada tanto, cada día,
¿Entonces qué?
¿No hay porqués ni respuestas ni sueñitos?
Sin amores no hay razones, el sentido de esta vida.
Igualmente,
tres pedazos de estos versos no me alcanzan,
Para hablar
del egoísmo que me invade si te sueño.
Aunque el mar
que está brotando tan sangrado en mis ventanas
Deberían sin tapujos de contarte que te quiero.
Paul Gasê