Que emerja, que salga todo afuera:
bestias agridulces desplomadas,
letras de finales breves escondidos.
La conducta y la quimera mutuamente se protegen,
contubernio errante dirigido a la razón,
mi razón.
Senos redondos, tórridos, desnudos,
que me alejan, me sostienen y me enferman.
Recibí la moneda de perfiles semejantes:
este y aquel, con valores disimiles,
con estrategias copiadas, con saña,
venéreas.
Dónde esa luz es existe duda y sangre;
rodeada de viejas y nuevas noches
tutela mi ego con los ojos más notorios,
de agua y sal vestidos, fáciles y volubles
embisten como faros, miran fijos, obscenos
y no es a mí.
Paul Gasê