Rutina
Otra vez me largan a la vida
sin preguntar si quiero.
Un café, lavo mi cara así,
así sin ganas, digo.
El reloj que te aprieta
contra la puerta de salida,
o a la entrada...
y presiona tus instintos
de safar de ésta.
Celoso el recuerdo de mil infancias
no me ayuda en la batalla.
Y el deseo que una chispa
de que algo salga del común
te alienta a sumergirte.
Te odio y te necesito.
Dejame solo pero no por mucho,
que al final, si no, no vivo.
Paulgase
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