Gimió la
paloma
Secó se el higo en la planta
No hubo manera;
Cerró la flor sus ojos
La brisa calló y no canta
Me hundí en la arena.
Voló alto
la pena
Asió en el pecho la angustia
Trago su llanto;
Vertidos los rojos
Se oscureció al fin la luna
Amorró mi canto.
Del cielo, ¡Santo!
Rodeado eterno de amores
Perdura y fluye;
Fútil es tu cerrojo
Prisión de gruesos dolores
Incrédula mi alma huye.
El sol alumbre
Colme la mente hermosa
Increpe las manos;
De vida el calor al soplo
Tiña de verde la prosa
Besa mis labios.
Paulgase
Gracias, querido Paul, un abrazo y hermoso poema.
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