sábado, 20 de febrero de 2016

el quebranto


 
Nada… no me queda nada.
Puedo sentir la lucha, el filo de la espada,
El marfil del diente que se quiebra,
La condena del que mira, del que canta,
La palabra fría de justicia
Que me empuja y me descarta.
Y al final, la inmadurez que me traiciona
Como fuego que me quema las entrañas.
Tengo en un puño mi sangre
Y en el otro toda el agua;
Toda el agua bajo el puente que se ha ido,
Los desechos en la playa,
Las monedas de la fuente y mis deseos
Y los tuyos  tan podridos,
Tan amargos como espinas en mis dedos
Tan bonitos mis recuerdos y tu pelo.
Con el viento me disuelvo y vuelvo a ser
Y con cada amanecer vuelvo a morir
Para entonces revivir y sufriré aún más
Y así,  en cada intento de volar
En la risa y en el llanto derramarme
Como lluvia de una nube, negra y alta
Que te abraza y que te espanta desde el aire.

 
                                             Paul Gasê

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