miércoles, 6 de abril de 2016

dieciséis




Hace mucho que no digo, que no me miro al espejo,
Que no escudriño mi mente, que no suspiro de amor.
Espero al morir el sol para no verme de lejos,
No quiero saber quién soy ni quiero parar el tiempo.

Espero por esperarme y me canso de tanto andar,
Me bebo el agua del mar y me lleno de esperanza;
No salgo con mucha carga para no herir a la tarde
Y me muerde la eternidad cuando el desierto me abraza.

Entonces vuelvo a empezar, pido permiso a la noche
Me descalzo las espinas  y me ciño los harapos;
Le doy un beso a la tierra, le canto a la madrugada
Y dejo vivir la mosca que amamanta mis gusanos.

Al sol de las altas cumbres guiño el ojo que está ciego
Pagando le con mi sangre con el precio del ayer;
Como en cada amanecer y cada noche de invierno
Me acuesto esperando el viento que me haga perecer.


                                                          Paul Gasê



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