Me resisto a
ser juzgado por amar sin asco,
Por pretender
ser puro aún en mis delirios,
Por subir
hasta la cima y lanzarme del barranco,
Por llorar
por nimiedades entregando mis dominios.
Me opongo al
abandono de las tierras que dan fruto,
Las que
llueve todo el año sangre, miel y poca risa;
Las mías,
las ajenas, las que quedaron vacías y de luto,
Brotes de
esperanza naufragados, que resisten en ceniza.
Lucho por
ser el último en quebrar el himen de tus ojos,
Y beberme caliente la hiel de tus secas entrañas;
Peleo con mi
juicio y con mi canto como resoplo de toro
Por tu
piedad de cortar a tiempo mi dulce caña,
Por tu
lengua en mi boca limpiando mis sabores
Por tu
orgasmo lleno de gemidos y de saña.
Perra, me
resisto con las uñas enterradas en tu vientre
Con los
dientes apretados en tu seno… me resisto.
Paul Gasê