Por ese resquicio que el deseo deja
Entre escudos férreos, entre la madeja;
Deseo exceptuado por las circunstancia,
Cubierto de noches de melancolía,
De mentes pesadas que anhelan vencer
De llantos y luchas en plena agonía.
Allí a la sombra del tratado implícito
Se hallaron desnudos, ciertos y puros
Alados, seguros, distendidos, seducidos,
Erguidos, estoicos, solemnes, profundos.
Cargados los cuerpos de amores salientes
Entrelazaron tactos, ósculos y zumos.
Nocturnas batallas de afables vocablos.
Verborragias colmadas, asaltos, batidas.
Alusión a todo, a la vida, al sexo,
A infernas peleas pero bien paridas.
Quemaron las naves, llegaron a todo.
Cataron del diantre, se hicieron comida.
Paul Gasê
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