Al escribir,
a veces,
es con el
desesperado propósito de liberarse o conquistar.
Sin embargo
uno lucha con los sueños constantemente
y no se
puede dominarlos con la pluma.
Los
oníricos, se escriben para que no se repitan o atormenten,
y los que
son deseos… simplemente seguirán siéndolo.
Salvo que el
destino nos bendiga con al menos uno de ellos.
Paulgase