viernes, 16 de agosto de 2013

Realidad, desperté.



Una vez más desperté.

La necesidad de plasmar acá,
antes de que implosione,
me urge.

Salía de un pozo muy profundo
a un universo diferente,
a un paisaje extraño lleno de recuerdos
diferentes y a la vez queridos.
Lloraba el llanto, de tristeza, de dolor,
de abandono y de alegría, resarcido, conmovido.
Sentía el abrazo y la compasión,
el abrazo deseado de quien parte,
como esperando ese momento
desde mucho y con ternura.
Lo intentaba, quería vivir, pero sin ella no podía. Buscaba por todos los medios, retenerla, convencerla.
Dios sabía cuánto porque estaba ahí,
lo sentía en aquellos que intentaban retenerme a este mundo,
como hermanos como jueces.
Reconocía que aún la necesitaba
y me encontraba con la angustia por perderla.
Yo miraba hacia atrás
al trepar ese raro pozo y veía
cuan profundo era, pero de allí salía yo,
a un paisaje  diferente, desconocido.
Veía el futuro de futuros y el pasado puntual.

Es mi sueño, que algún día
la deje de soñar y recordar que la he soñado.

Solo intento plasmar en la escritura y no sabotearme más.
Para que no se agarre aún más a mi pecho la pena,
como madreselva seca, como poderosa raíz.
¿Hasta cuando he de despertar, si debo seguir soñando?
¿No es mejor no soñar más?, como piedra, como hielo.

Sin poder olvidar, aún y transcurro.
Pasa me la vida, breve y quieta
entre amargas hierbas y dulces alcoholes.
Entre risas nuevas y extrañas,
entre humos y sabores que ahí estaban
aun antes de mí, lejos de mí, parte de mi
y yo ni sabía.
Sin consuelo, sin respuestas ni bondades.
Abrigado sin amores, consentido y sin cariño.
Con la necesidad de dejar de necesitarla.
 
Sólo.

 
Paulgase

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