Si te escribo de alegrías
es que llevo en el alma aunla memoria de aquel beso,
de tus ojos en mi boca
al decir de los inciensos
de tu pelo feroz apresando mi pecho.
Cuando el dolor subrayo
es que perdí la razón por ese amor
atestado de desidia,
de solsticios inmutables
que me envuelven en derrota
y señalan cierto las miserias de la vida.
Entonces desisto de escribirte,
de componer inquietudes
o aclararte mis legados y derecho.
Codicio a los ojos mirarte,
tu oído asaltar en versos
y que tu piel sea mía como tuyo mi deseo.
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