miércoles, 14 de diciembre de 2016

alado


Soy esbozo de fuego y viento en la mente
Labios débiles de besos partidos que huyen
Arrastran el ego candente;
Nieves tibias agriadas que me seducen.
 
Comunico silente al deseo la vida
Y lo obsceno de hoy en perenne recuerdo.
Me regresa presagios y risa,
Me destierra gritando armado de versos.
 
Cada denario fiado consume mi afán
Gotas de oleo virtual en el barro cocido
Desgrana las migas de pan
Secando con furia los odres de vino.
 
Soy matiz de praderas, de bosque y tormenta
Alado, urdido marfil en la noche oscura.
A tu vientre, la marcha lenta
Bálsamo de amor, alivio de mi locura.
 
                                         Paul Gasê

domingo, 13 de noviembre de 2016

Raro


Hoy salí a buscar de nuevo. Sé que no soy raro,
Por no ser lógico ni obvio, ni dar un paso al frente,
Solo delineo extrañamente entre el alma y la razón.
Le escapo a la sombra que me acecha
Hacia una luz que la invada y la aleje.
Voy rotando en busca de ella y quien la eclipse,
Quien le invente un cadena que la atrape.
Solo quiero ser yo mismo en este examen,
Ni dios ni esclavo, ni destino ni presagio,
Ni sincronismos ni aleatorios y saberlo de una vez.
No hay lugar para payasos de otro circo en mi sistema,
Quiero el mío propio y ser de mis trapecios la estrella.
Lluvia y sol, polvo y lunas, el tiempo ausente en el presente
Y la voz que no me habla me recuerda seguir.

                                                                Paul Gasê

viernes, 7 de octubre de 2016

Resistencia


 
Me resisto a ser juzgado por amar sin asco,
Por pretender ser puro aún en mis delirios,
Por subir hasta la cima y lanzarme del barranco,
Por llorar por nimiedades entregando mis dominios.
 
Me opongo al abandono de las tierras que dan fruto,
Las que llueve todo el año sangre, miel y poca risa;
Las mías, las ajenas, las que quedaron vacías y de luto,
Brotes de esperanza naufragados, que resisten en ceniza.
 
Lucho por ser el último en quebrar el himen de tus ojos,
Y  beberme caliente la hiel de tus secas entrañas;
Peleo con mi juicio y con mi canto como resoplo de toro
Por tu piedad de cortar a tiempo mi dulce caña,
Por tu lengua en mi boca limpiando mis sabores
Por tu orgasmo lleno de gemidos y de saña.
 
Perra, me resisto con las uñas enterradas en tu vientre
Con los dientes apretados en tu seno… me resisto.


                                                                                           Paul Gasê

martes, 31 de mayo de 2016

solo una mordida

 
 
Tu sagrada juventud y tu bella rebeldía
Seducen mi extraviado sentido del tiempo.
Tu lengua sagaz, de coces bebida
Reparten los dones de tu pensamiento.

 
Si supiera los secretos de Cronos y el poder
Tentaría a los infiernos y a la muerte
Tan solo por saber a que saben tus embrujos
Y saciar mis hambres con tu mente.

 
                                Paul Gasê

miércoles, 6 de abril de 2016

dieciséis




Hace mucho que no digo, que no me miro al espejo,
Que no escudriño mi mente, que no suspiro de amor.
Espero al morir el sol para no verme de lejos,
No quiero saber quién soy ni quiero parar el tiempo.

Espero por esperarme y me canso de tanto andar,
Me bebo el agua del mar y me lleno de esperanza;
No salgo con mucha carga para no herir a la tarde
Y me muerde la eternidad cuando el desierto me abraza.

Entonces vuelvo a empezar, pido permiso a la noche
Me descalzo las espinas  y me ciño los harapos;
Le doy un beso a la tierra, le canto a la madrugada
Y dejo vivir la mosca que amamanta mis gusanos.

Al sol de las altas cumbres guiño el ojo que está ciego
Pagando le con mi sangre con el precio del ayer;
Como en cada amanecer y cada noche de invierno
Me acuesto esperando el viento que me haga perecer.


                                                          Paul Gasê



miércoles, 30 de marzo de 2016

dos estrofas



 
Asumo, subo, bajo, me despierto,
Me vuelvo a dormir.
Sueño, caigo, me levanto, camino,
Resuelvo, comienzo a morir.
 
Tu recuerdo, mi quebranto, la lucha,
Mi eterna rebelión.
Mi sangre, el viento, la lluvia,
La búsqueda de redención.

 
                                       Paul Gasê

miércoles, 23 de marzo de 2016

inerme


 
Que terrible amanecí,
Todo lo puedo sentir
La rosca en el pecho
La muela partida
La patada en el culo
Y el bolsillo agujereado.
 
No me dejan levantar
Me patean en el piso
Y  no me dejan gritar
Me están matando de sed
Me están cobrando viejas deudas
Y hasta el aire que pretendo respirar.
 
Y yo te miro de atrás, te miro de atrás
Quiero apoyarte mis sueños
No te logro alcanzar.
Y yo te quiero besar, te quiero corromper
Quiero formarte a mi manera
Y no te puedo tener.
Destino, que te seguís haciendo esquivo
Encima me querés coimear.
 
 
                                     Paul Gasê

martes, 22 de marzo de 2016

Animales, dioses, humanos.


22 de marzo de 2016, continúan los ataques terroristas del capitalismo en Medio Oriente y de los fanáticos en Europa.
 
Quizás solo esté pretendiendo convencerme a mí mismo de algo, tampoco quiero desterrar paradigmas ni doctrinas, ni hacer apologías de revolución y tampoco quiero convertirme en un misántropo. Duele el derredor.
Observo a mi perra como agacha la cabeza con tan solo mencionarle y sin gritar del destrozo que hizo en la huerta al querer atrapar unas ratas que circundan el terreno, entonces reflexiono interiormente y solo continuo descubriendo la arrogancia de hombres y mujeres, humanos, que se consideran seres inteligentes, que razonan y que se consideran superior a los animales, solo porque aprendieron a comunicarse, ¿aprendieron? ¿De qué manera? ¿Quién puede afirmar que los diferentes animales no se comunican con razonamiento? Que los humanos no podamos entenderlos o discernir aún sus lenguajes, cortos, toscos o limitados según nosotros y comparándolos con nosotros, no significa que no lo posean. No entendemos aún que es eso que nos hace sentir o sabernos vivos, y pensar en trascendencias, o el sentido final de vivir y de morir, pero catalogamos de seres no inteligentes a animales que se respetan entre sí, que no tienen egoísmos, que son prácticos, que se protegen entre sí, que son capaces de convivir en la adversidad, que se agrupan en clanes o manadas desarrollando identidad y hasta formas distintas de comunicarse, según el lugar del planeta que habiten. Oh!!! Me suena conocida la canción. Sin duda hacen muchas cosas y tratan de sobrevivir igual que nosotros, ¨animales superiores¨, aparentemente. Y todo eso ¿nos acerca o nos aleja del reino animal? Son muchos los puntos de encuentro con el reino que los humanos llamamos animal, biológicos, sociales y aún emocionales. Porque ¿Quién puede afirmar que mi perra no queda llorando cuando no hay nadie en casa porque extraña y se siente sola y no es solo instinto? ¿Cual es la arrogancia humana de no darme cuenta que cuando estoy triste o angustiado, ella lo siente y me brinda su cariño, acercándose a mí con su cabeza por mis manos y se acuesta a mis pies?
Ahora, los humanos nos destruimos entre nosotros, solo protegemos a los íntimos y muchas veces solo instintivamente, porque si razonamos, nos molestamos y buscamos eliminarnos del paso. Permitimos que millones mueran de hambre y sed teniendo para repartir entre todos y para varios mundos más. Sin duda estas características son las que nos separan sin duda del extraño, sencillo, práctico, inocente y maravilloso reino animal. Son las verdaderas características de los humanos, lo que nos hace humanos y nos separan de los vulgares animales: las guerras, los homicidios, el egoísmo, el ser los únicos seres que desbastan su hábitat. En fin, llego a la conclusión de que son más las cosas que nos acercan de las que nos separan, y sin duda las que nos separan y nos convierten en humanos no son justamente la razón o la inteligencia, ni el amor o la tolerancia. Quiero ser animal.
También existen humanos que se creen dioses, según el término propiamente dicho, y no hablo de divinidades específicas. Otros hacen idolatría de sí mismos o de otros personajes con más relevancia. Y otros fijan una creencia en seres más superiores que ellos mismos para poder explicar lo que no pueden o para esconder su barbarie detrás de debilidades humanas y errores de conciencia. Es arrogante creo, pensar que la casualidad del universo me dio la vida, pero también creo es arrogante pensar que soy la creación mejor de una divinidad única, según también mi propia opinión o experiencia. Y en ese tren, peleamos para ver quien tiene el dios más bueno, el más fuerte o el único del universo, porque a los ¨animales superiores¨, aún después de miles de años de historia, todavía no les alcanza solo pelear por tierras y alimentos y recursos, dispuestos y suficientes para todos; porque aún no hemos aprendido nada, porque repetimos cíclica e instintivamente mente los mismos incidentes de fondo, claro!, me olvidaba, con más tecnología por supuesto. A la mierda la tecnología! Si con ella nos destruimos con más potencia y más rápidamente y no la usamos para sanarnos, compartir recursos y mejorar el hábitat.
¿Quiénes son los seres superiores? Escucho por ahí, en un rincón de mi cerebro ¨humano¨, varios pero…¨pero los animales matan a sus crías deformes o débiles, porque instintivamente saben que no sobrevivirán…¨pero algunos ¨depredadores¨ como los leones cazan y matan otras especies para sobrevivir¨…tantos peros, que me acercan cada vez más al ¨primario mundo animal¨. Pero… los animales solo matan por hambre y no por placer o poder o avaricia, el humano no. Pero los animales toman de su hábitat lo necesario o lo que les da y no lo explotan y mantienen su equilibrio, el humano no. Y así podría comparar cuantas cosas más nos acercan y nos alejan, y continuo descubriendo que las atrocidades que cometemos son las que nos separan del resto de los seres vivos.
¿Hasta cuándo seguiremos así? Permitiendo que millones continúen muriendo de hambre, otros que se suicidan por no poder ser parte de recursos básicos para sostenerse, permitiendo que pocos esclavicen a millones, destruyendo la tierra, contaminando las aguas, motivando el egoísmo, el consumismo, el sexismo, las guerras, el poder, puff, ¿cuánto más de la cruel humanidad?, eso sí, inteligentes y racionales. Cuanto más observo a mis prójimos humanos más quiero al animal que me ladra cuando hay alguien en la puerta.
 

domingo, 21 de febrero de 2016

el reseco corazón

 
 
Estoy en el borde y en la cima, miro casi con el mismo afán y sentimiento hacia abajo y hacia arriba, anhelante de algo. No tolero mi mirada en el espejo ni la ajena, el hambre y la sed, el deseo, la miseria. Quiero explotar los ríos interiores y que me inunden hasta ahogarme y ya no puedo, como no puedo pararme ante ella y ante todos para amarlos o tan solo mirarlos desde lejos y reírme. Ayer cantaba con vehemencia mis hazañas, hoy recito indiferente mi dolor, mañana quien sabe, es probable que no esté en esta prisión de sangre y tierra. Confío en que todo al fin se desvanezca como la espuma del mar cuando la absorbe la arena, como ese sueño que no quiero dejar, y que sufro cuando empiezo a abandonar su universo onírico y perverso, pero lleno de sus besos. 
Siempre busco confundido y nunca encuentro lo debido, lo que es digno de alabanza, lo que sirve, sea herejía o divino, como fuere, no me importa, lo que quiero es que sea puro, que sea palpable, que le haga frente al absurdo y a la burla. Camino muchas veces convencido que soy alto como espiga que se erige entre la hierba, dorado como soles y sabroso como manjares de reyes, como milagro de dioses; pero entonces me doy cuenta que estoy quieto, en soledad o abandonado, que no voy a ningún lado, que hay inercias que levitan mi pasado y mi presente en la boca de un embudo oscuro, como agujero negro, puerta a otra dimensión que me atrapó y me absorbe y me retuerce hasta dejarme casi seco para escupirme hacia afuera de repente y me deja respirar y reponerme, como perro cuando juega con el hueso.
Cuán difícil es querer y no poder ni acomodarse para ver tu propia sombra cuando se la come la noche o cuando la revive el sol; el hartazgo de sentirse tan perdido que mil brújulas de cuatro nortes y cien estrellas guías que se mueven como quieras siquiera puedan arrimarte al fin a la entrada de donde se te antoje ir. Cargo culpa a la traición de mi desdicha, como quien llena de monedas el cofre de los sueños que jamás quieren hacerse realidad; como un ave negra que produce descendencia sin trabajo y sin sufrir poniendo huevos en el nido de otro bicho que lo incube para luego sucumbir a su voracidad.
¡Ay! Que condena que es vivir si solo anhelo morir; si el deseo de vivir que de tanto en tanto se asocia con los goces del amor o a los amigos, al trabajo o a una tarde a la sombra frente a un rio, es tan corto, tan débil, tan efímero, tan pero tan pobre que se apaga como vela, miserable, descartable, sumisa al tiempo y a la llama que la quema. Es esa sed que se disfraza de hambre, y esa hambre impostora que se confunde con sed y que uno de una vez cree que ha de saciar y se transforma después en el vómito del alma y queda allí en el suelo, todo uno, mezcla de frutos prohibidos, de carnes podridas y de vinos, revuelto de besos comprados sazonado con actos divinos. Es ese dulce de higos que se quema y desperdicia dejando amargo tanta azúcar en mi lengua, que ha perdido la razón de ser placer y se convierte en basura que ni los cerdos querrán.
Cantó el poeta español de que la vida es un rio, que todo tiene un final y eso que él lo ha vivido hace cientos de años atrás cuando en honor a su padre reflexiono de la vida y de la muerte, tan realista de injusticias protestando, de ilusiones reprimidas que el ser humano se come para sobrevivir, para poder existir entre otros sin ser el blanco de la maldad de todos o ser el oro que un fuerte o dos quieran de él explotar. Entonces, si todo siempre es igual, si siempre vuelve a empezar el mismo ciclo… ¿Quién me puede condenar si me quisiera marchar?, ¿Quién es capaz de levantar su voz para decir que es mejor o que es peor, si todos estamos igual buscando el porqué de ser humanos o esto que somos, un destino que nos colme, una familia y un tesoro en nuestro suelo, cuestión de gran valía para el necio habitual, paradigma de esta vida, denotado simplemente en la sublime ambición y común necesidad de sentirse bien amado? Pero hay algo, siempre hay algo que aún no puedo entender, que no me deja partir, que quiero descubrir para ser libre por fin, de una vez y para siempre, para la eternidad o para ser transformado en otra cosa o para como quieran llamarlo los que saben de cuestiones filosóficas y divinas redenciones, problemas que dejarán de importar si nada puedo llevarme de esta vida, ni tesoros ni recuerdos ni bondades.
El error que cometido ha sido siempre derramar como perfume a los pies del salvador lo que soy, mi contenido total, si guardarme ni un poquito de mi mismo para mi en esas fuentes cristalinas, sin pensar, sin mirar si era agua, si era sal o si era acido mortal; espejismos perversos que corroen desde adentro las virtudes, que te absorben otra vez como esponja y te escupen cuando al fin ya no hay nada que sacar. Si es así como está escrito desde antaño que a cada día le basta su propio mal, he vivido ya eternamente el universo temporal; el cronometro de la historia total de la cruel humanidad ha pasado por mis poros desde afuera y hacia adentro y luego ha salido de mi llevándose cuanto tengo, y jamás ha regresado, aunque a veces creo sentirlo como bestia, esperando que me entregue al fin y cobrase lo que debo.
Fragmento de ¨Je Suis Désolé¨ - Carta a mi conciencia, de Paul Gasê.

sábado, 20 de febrero de 2016

el quebranto


 
Nada… no me queda nada.
Puedo sentir la lucha, el filo de la espada,
El marfil del diente que se quiebra,
La condena del que mira, del que canta,
La palabra fría de justicia
Que me empuja y me descarta.
Y al final, la inmadurez que me traiciona
Como fuego que me quema las entrañas.
Tengo en un puño mi sangre
Y en el otro toda el agua;
Toda el agua bajo el puente que se ha ido,
Los desechos en la playa,
Las monedas de la fuente y mis deseos
Y los tuyos  tan podridos,
Tan amargos como espinas en mis dedos
Tan bonitos mis recuerdos y tu pelo.
Con el viento me disuelvo y vuelvo a ser
Y con cada amanecer vuelvo a morir
Para entonces revivir y sufriré aún más
Y así,  en cada intento de volar
En la risa y en el llanto derramarme
Como lluvia de una nube, negra y alta
Que te abraza y que te espanta desde el aire.

 
                                             Paul Gasê

viernes, 1 de enero de 2016

desértico



me retracto.. nunca amé, ni aprenderé
soy lo que se sabe, alienado del amor
frustrado de cariño.
engañado  yendo al mar... encontraré
cantos que me envuelvan, de sirenas sin color
ingenuo como niño.
 
cada tarde con el viento salgo a caminar
a mi lado, te sueño perturbado de mi mano
absorbido de mentira.
entonces...te pierdo cada día un poco mas
eres el tesoro entre mis manos no estimado
mi corona deslucida.


Paul Gase